domingo, 11 de noviembre de 2012

San Martín de Tours, Caballero liberal y Obispo valiente - P. Alfredo Sáenz S.J.

Desgrabación de la
homilía pronunciada
el 11 de noviembre de 2007

          San Martín de Tours, gloria de las Galias y hombre que ha sido una lumbrera en la Iglesia de Occidente en el siglo IV; nació en Panonia, que era el nombre antiguo de la actual Hungría, por encontrarse allí de guarnición su padre, que era soldado, alto oficial del Imperio Romano. La educación la recibió sin embargo en la ciudad italiana de Pavía. Y de muy joven a los 15 años se enroló el también en el ejército y sirvió también a la guardia imperial a caballo.
          Durante ese tiempo, ocurrió en Amiens el conocido suceso del pobre, al cuál él le dio parte de su capa militar. Era un día de invierno muy crudo cuando se encontró en las puertas de la ciudad de Amiens con ese pobre, casi desnudo, que temblando de frío, le pedía limosna. Siendo Martín todavía catecúmeno, no estaba bautizado; y viendo que la gente seguía de largo pensó en ayudarlo, pero como lo único que llevaba era sus armas y su uniforme militar, sacó su espada, partió su manto en dos y regaló una de las mitades al mendigo. Esa noche, nos cuenta su biógrafo, Martín lo vio en sueños a Jesucristo vestido con el trozo de manto que él había regalado al mendigo, y oyó que le decía “Martín aunque sólo eres catecúmeno, me cubriste con tu manto.” Quizá por eso la Iglesia ha elegido como Evangelio para este día aquel contacto de Cristo Rey, de Cristo que vendrá para juzgar y separe a los buenos de los malos, porque tuve hambre y me diste de comer, dirá los buenos, estaba desnudo y me vestiste; el lo cumplió de manera expresa.
          Pronto recibió el bautismo, tres años después de haber ingresado en la milicia, tenia 18 años cuando fue bautizado; y atraído por la enorme fama de San Hilario, también uno de los obispos más grandes de la antigüedad, Obispo de Poitiers, se hizo discípulo suyo, quién lo acogió en su compañía y lo ordenó de exorcista, con lo cual ya empezó a entrever el poder del maligno, del malo. Líbranos del mal o del maligno rezamos en ele Padrenuestro. Exorcista, expulsador de los demonios, por un cargo oficial de la Iglesia.
          Poco después, Hilario, que era un gran obispo, combatiente contra la herejía arriana que pululaba en toda Europa y cuyo mayor enemigo había sido San Atanasio, el obispo de Alejandría, por eso lo llamaron a Hilario el Atanasio de Occidente, porque así como Atanasio en el Oriente combatió en la soledad casi total la herejía arriana que había dominado buena parte de la Iglesia, también Hilario en el Occidente hizo otro tanto. Pues bien Hilario por ese combate tan notable, mal visto por la autoridad política que quería el pacifismo a ultranza,; se vio obligado a exiliarse en oriente y allí lo siguió el joven Martín que estaba fascinado por la figura de este pastor extraordinario, este doctor de la Iglesia que es San Hilario. Y también con él retornó después d estar un tiempo el pastor exiliado, y con su apoyo fundó un monasterio en Ligugé. Ahora ya era sacerdote. Hilario lo había ordenado sacerdote, he hizo un monasterio de vida contemplativa en la ciudad de Ligugé y pronto lo hicieron obispo de Tours; por eso San Martín de Tours, obispo de esta ciudad de Francia.
          El episcopado galo-romano, que en aquella época se extendía por toda la región de la actual Francia y zonas contiguas, estaba bastante relajado y doctrinalmente era muy flojo. Hemos visto ya como el pobre y glorioso Hilario tuvo que exiliarse; también sin duda por presión de sus propios colegas ene el episcopado, aliados con el poder político. Pues bien en ese episcopado un poco relajado, la figura de San Martín obispo de Tours emerge. Y fundó en cuanto pudo un monasterio, entendiendo que la vida contemplativa tenía que ser como el centro de irradiación de su diócesis; el famoso monasterio de Marmutier en las afueras de la ciudad episcopal de Tours, junto a la ciudad de Tours. Monasterio que pasaría a constituir una especie de semillero de obispos y sacerdotes reformadores; de buenos y santos pastores y grandes sacerdotes en medio del relajado clero de las Galias de entonces. El arrianismo como dijimos había seducido no solamente a  muchos cristianos fieles sino también a sacerdotes y muchos obispos. Martín casi solo, nos dice el cronista, se elevó contra aquellos pastores negándose a guardar silencio frente ala herejía invasora.
          Su método misionero no fue, digamos muy ecuménico, al estilo moderno de la palabra ecuménico, recuérdese que en ese tiempo dominaba todavía en el imperio el paganismo; los paganos tenían sus árboles sagrados; y él entendió que había que convertir, acercar esa gente enfrentándola primero y luego persuadiéndola. Estaba basado su apostolado en la decisión y la valentía; y así rodeado por los suyos, por los más adictos; llegaba a un pueblo de la diócesis de Tours y uniendo la autoridad con la persuasión emprendía la demolición del templo pagano y el derribo de los árboles sagrados. Un pontificado intenso, breve pero intenso, muy celoso muy apostólico.
          Murió el 8 de noviembre del año 397, el 11 de noviembre fue sepultado en la ciudad de Tours, por eso celebramos hoy el 11 de noviembre la fiesta de este gran santo, construyéndose luego sobre sus restos una magnífica basílica que duraría hasta la revolución francesa; la barbarie, el vandalismo de la revolución francesa hizo al revés que lo que había hecho San Martín; él destruyó templos paganos, la revolución francesa que es el contra-cristianismo, va a destruir la basílica de Tours. Lo hizo como propiedad privada, como mercado y el dueño el día de San martín la hizo dinamitar; una magnífica basílica que había sido empezada en el siglo V y que luego en el románico había llegado al esplendor.
          Su fama en Francia fue inmensa; fueron tantas las iglesias a él dedicadas en todo el territorio galo, que se comenzó a llamar las capillas; todas las iglesias; ¿por qué se llaman capillas, y por qué esta también?, en este sentido es hija de San Martín, por la capa de San Martín; porque como casi todas estaban consagradas a San Martín de Tours, era una capilla, un lugar donde estaba la capa; y también la palabra capellán viene de ahí; el que cuida de la capa , el que cuida el recuerdo de la famosa capa que dio al pobre. Chapel, capita significa en francés, capilla, capa pequeña.
          Conocido es el episodio del Quijote en que nuestro ingenioso caballero se encontró en cierta ocasión con doce hombres vestidos de labradores que llevaban unas cuantas imágenes cubiertas; irían quizás en procesión o en algo así. Pide Don Quijote que se le descubran las imágenes, y la segunda resultó ser, dice el texto de Cervantes, la de San Martín puesto a caballo que partía la capa co el pobre y apenas la hubo visto Don Quijote cuando dijo: “Este caballero también fue de los aventureros cristianos, y creo que fue más liberal que valiente”; es decir que fue muy valiente y más que valiente liberal; liberal significa generoso, dadivoso, por eso dio su capa, “como lo puedes echar de ver Sancho en que está partiendo la capa con el pobre y le da la mitad, y sin duda debía ser entonces invierno que si no el se la diera toda según era de caritativo.”
          Este es el gran santo que hoy conmemoramos, el gran santo que tiene el trabajoso cargo de custodiar la pobre Buenos Aires, ciudad turbulenta, ciudad apóstata en estos días. Cuantos mendigos de espíritu; San Martín míralos; tantos desnudos de fe, de vida sobrenatural; que San Martín, patrono nuestro, cubra las miserias de nuestro pueblo.
          Ojala Dios nos de pastores Santos como él, que expongan la verdad y develen el error; tal es el oficio del  buen pastor, enseñar la verdad y corregir el error y eso es lo que él hizo frente alas herejías, el arrianismo; la defensa de la fe y la exposición de la fe a través de su predicación habitual. Obispos que sean verdaderamente episcopios, epíscopo, significa el que esta vigilando; epi sobre scopos en griego mirar; telescopio es mirar de lejos. Epíscopo significa el que mira de lejos, de lo alto, epi, sobre, sobre el conjunto o sea como el que se sube a un mangrullo a una torre para ver cuando viene el lobo y denunciar. El pastor ve venir el lobo. El pastor que no es pastor mudo, ve venir el lobo, lo denuncia, comunica esa noticia a su pueblo. Obispos así como él, a imagen de Cristo el buen pastor; que enseñó la verdadera doctrina y también denunció el error y la apostasía. Y sacerdotes celosos también; la necesidad de buenos sacerdotes llenos de fuego apostólico como San Martín. Esta es la gran solución de la Iglesia, de la crisis moderna, no sólo política sino también religiosa; o mejor digamos al revés, no solo religiosa sino también política, ya que una ciudad si quiere reformarse debe comenzar por reformar el sacerdocio, sacerdotes santos. No hay una ciudad que se eleve espiritualmente si previamente no se ha elevado el nivel del grupo de sacerdotes, y por eso necesitamos santos obispos y santos sacerdotes. San Martín de Tours, ruega por nosotros.

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