viernes, 9 de mayo de 2014

Domingo IV de pascua (ciclo a) - Catena Aurea

Juan 10,1-10

"En verdad, en verdad os digo: que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, mas sube por otra parte, aquél es ladrón y salteador. Mas el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y a las ovejas propias llama por su nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Mas al extraño no le siguen, antes huyen de él, porque no conocen la voz de los extraños". Este proverbio les dijo Jesús. Mas ellos no entendieron lo que les decía.

Y Jesús les dijo otra vez: "En verdad, en verdad os digo que yo soy la puerta de las ovejas. Todos cuantos vinieron, ladrones son y salteadores, y no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta: quien por mí entrare será salvo, y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y para matar y para destruir. Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en más abundancia".

 

Crisóstomo, in Joanem hom 58

Como el Señor había sostenido una disputa sobre la ceguedad de los judíos, a fin de que ellos no dijesen: no es por nuestra ceguedad por lo que no nos acercamos a ti, sino que nos apartamos como huyendo del error, quiere probar que El no es un impostor, sino que es el verdadero pastor, fijando las señales que distinguen al ladrón del pastor. Y en primer lugar enseña quién es el impostor y el ladrón, diciendo: "En verdad, en verdad os digo: que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, mas sube por otra parte, aquel es ladrón y salteador". El se refiere de una manera tácita a todos aquellos que vinieron antes que El y a los que vendrían después, al anticristo y a los falsos cristos. Llama puerta a las Escrituras, porque éstas enseñan el conocimiento de Dios; ellas son las que guardan las ovejas y no dejan que se acerquen los lobos, cerrando la entrada a los herejes. Así, pues, el que no usa de las Escrituras, sino que sube por otra parte, esto es, adopta otra vía distinta y no legítima, éste es un ladrón. Dice sube y no dice entra, a la manera del ladrón que trata de escalar el muro y hace todas las cosas rodeado de peligros. Dice por otra parte designando de una manera tácita a los escribas, que enseñaban las máximas y las doctrinas humanas, y al mismo tiempo violaban la Ley. No debe extrañarnos que El se llame a sí mismo puerta, porque se presenta a sí mismo también como pastor y como rebaño. El se llama puerta por ser el que nos conduce al Padre, y se llama pastor por ser el que nos guía.

 

San Agustín, in Joanem tract 45

O de otro modo: Hay muchos que por la manera ordinaria que tienen de obrar se llaman hombres buenos, que al parecer observan lo que en la Ley se manda; sin embargo, no son cristianos y las más de las veces se jactan como los fariseos: "Pues qué, ¿nosotros somos también ciegos?" ( Jn 9,40). Como que ignorando a qué fin dirigir sus acciones, obran inútilmente; pero el Señor, bajo la figura de rebaño y de puerta por la que se entra al redil, les dice: "En verdad, en verdad os digo: que el que no entra por la puerta", etc. Digan en hora buena los paganos, digan los judíos o los herejes, nuestra vida es buena; si no entran por la puerta ¿de qué les sirve? La buena vida debe proporcionar a cada uno la vida eterna, y no puede decirse que viven bien los que ignoran por ceguedad el fin del bien vivir, o por orgullo lo menosprecian. Nadie puede tener esperanza de vivir siempre, si no conoce la vida (que es Cristo) y entra por esta puerta en el redil. Todo aquel que quiere entrar en el redil, entre por la puerta; y no solamente predique a Cristo, sino busque su gloria y no la gloria propia. Pero Cristo es una puerta humilde; el que entra por esta puerta debe bajar su cabeza para que pueda entrar con ella sana. Mas aquel que no se humilla sino que se ensalza, ése quiere escalar el muro; por tanto, se eleva para caer. Muchas veces tales hombres pretenden persuadir a los demás a que vivan bien sin ser cristianos; éstos quieren subir por otra parte, robar y matar. Son, pues, ladrones, porque se apropian lo ajeno; son salteadores, porque matan lo que roban.

 

Crisóstomo, ut supra

Has visto cómo describe al ladrón; mira ahora la definición del pastor: "Mas el que entra por la puerta, pastor es de las ovejas".

 

San Agustín, De verb Dom. Serm 49

Entra por la puerta el que entra por Cristo, el que imita la pasión de Cristo, el que conoce la humildad de Cristo, que siendo Dios se ha hecho hombre por nosotros. Conozca el hombre que no es Dios, sino hombre, porque el que quiere parecer Dios siendo hombre, no imita a Aquel que siendo Dios se hizo hombre. Porque no se te ha dicho: seas algo menos de lo que eres; sino, reconoce lo que eres.

"A éste abre el portero".

 

Crisóstomo, ut supra

Nada impide llamar portero a Moisés, porque a él fue confiado el depósito de las palabras de Dios.

 

Teófilacto

O bien el Espíritu Santo es el portero que, abriéndonos las Sagradas Escrituras, nos muestra a Cristo.

 

San Agustín, in Joanem tract 46

O de otra manera: Por este portero debemos entender al mismo Señor. En las cosas humanas hay más diferencia entre un pastor y una puerta, que entre un portero y una puerta, y sin embargo, el Señor se llama a sí mismo pastor y puerta. ¿Por qué no hemos de ver en El al portero? El que se manifiesta a sí mismo, es el mismo que se abre. Si buscas que otro sea el portero, puedes reconocer, sin duda, bajo este nombre al Espíritu Santo, de quien el Señor dice: "El mismo os enseñará toda la verdad" ( Jn 16,13). La puerta es Cristo, que es la verdad. ¿Quién abre la puerta sino el que enseña la verdad? Debemos cuidar, sin embargo, de no estimar más al portero que a la puerta, porque en las casas de los hombres el portero es más que la puerta, y no la puerta más que el portero.

 

Crisóstomo, ut supra

Como que ellos le habían tenido por un impostor y se empeñaban en probarlo por su misma infidelidad diciendo ( Jn 7,48): "Quién de los príncipes creyó en El", enseña ahora que, puesto que no le escuchan, son excluidos de la condición de ovejas: "Las ovejas oyen su voz". Y si es propio del pastor entrar por la puerta verdadera, por la que El mismo entró, síguese que se separan del rebaño las ovejas que no oyen su voz.

"Y a las ovejas propias llama por su nombre".

 

San Agustín, in Joanem tract 45

Porque El conoce el nombre de los predestinados. Por eso ha dicho a sus discípulos ( Lc 10,20): "Alegraos, porque vuestros nombres están escritos en el cielo". "Y las saca".

 

Crisóstomo, in Joanem hom 58

Sacaba a sus ovejas cuando las enviaba, no ya lejos de los lobos, sino en medio de ellos. Estas palabras parece que se dirigen al ciego de una manera indirecta, porque le sacó llamándole de en medio de los judíos.

 

San Agustín, ut supra

¿Y quién es el que saca las ovejas sino Aquel que perdona los pecados, para que desembarazados de sus duras cadenas puedan seguirle? "Y cuando ha sacado fuera sus ovejas, va delante de ellas".

 

Glosa

En verdad, las saca de las tinieblas de la ignorancia a la luz, cuando va delante de ellas como en columna de nube y de fuego.

 

Crisóstomo, ut supra

Los pastores hacen lo contrario, siguiendo ellos mismos a las ovejas; mas El dice de sí mismo lo contrario, conduciendo las ovejas a la verdad.

 

San Agustín, ut supra

¿Y quién es el que va delante de las ovejas sino Aquel que resucitando de entre los muertos no muere ya más ( Rom 6,9), y dijo al Padre ( Jn 17,24): "Quiero que aquellos que tú me diste estén conmigo en donde yo estoy".

"Y las ovejas le siguen, porque ellas conocen su voz. Mas al extraño no le siguen", etc.

 

Crisóstomo, ut supra

Llama extraños a Judas y a Teudas 1 y a los demás falsos apóstoles que debían venir después de ellos. Para no confundirse con ellos, se distingue en muchas cosas. En primer lugar por la doctrina de las Sagradas Escrituras, por las cuales Cristo atraía a sí a los hombres, mientras que ellos separaban a los hombres de esas mismas Escrituras. En segundo lugar, por la obediencia de las ovejas, pues los hombres creyeron en El no sólo durante su vida, mas a ellos los abandonaron inmediatamente.

 

Teófilacto

Significa también el anticristo, que después de haber engañado un tanto a los hombres, no hará prosélitos después de su muerte.

 

San Agustín, ut supra

¿Pero cómo resolver esta cuestión? Algunas veces las que no son ovejas oyen la voz del pastor; tal aconteció a Judas, que aunque era lobo, oyó esta voz, y las ovejas no la oyen; porque algunos de los que crucificaron a Cristo eran ovejas, y sin embargo, no oyeron su voz. Podrá decir alguno que aquellas no eran ovejas cuando no oían su voz; mas una vez que fue oída esta voz, fueron cambiados, de lobos que eran, en ovejas. Aún me asusta lo que el Señor, por boca de Ezequiel, reprende a los pastores, diciéndoles, entre otras cosas, acerca de las ovejas ( Jn 34,6): "No llamaste a la que andaba errante". El le dice errante y la llama oveja; no andaría errante, si oyera la voz del pastor; por eso anda errante, porque oyó la voz del extraño. He aquí lo que yo digo: el Señor conoce los que son suyos, por presciencia ( 2Tim 2,19); conoce a los predestinados; éstos son las ovejas. Algunas veces no se conocen ellas mismas, pero el pastor las conoce; porque hay muchas ovejas fuera del redil, y muchos lobos están dentro. De los predestinados es de quien habla. Hay una cierta voz de pastor que las ovejas reconocen; no la del extraño; y en la que las que no son ovejas no oyen a Cristo. ¿Qué voz es ésta? "El que perseverare hasta el fin, éste será salvo" ( Mt 10,22). Esta voz no la desprecia el hijo; no la oye el extraño. "Este proverbio les dijo Jesús. Mas ellos no entendieron lo que les decía", porque el Señor apacienta con palabras claras y ejercita con palabras oscuras. Cuando dos oyen las palabras del Evangelio, el uno piadoso y el otro impío, y lo que oyen es de tal naturaleza que ambos no lo entienden, el uno exclama: es verdad lo que dijo, es bueno lo que dijo, pero nosotros no lo entendemos. Este ya llama, porque cree; es digno de que se le abra si insiste en llamar. El otro dice: nada dijo; que oiga aun esta palabra: "Si no creyereis, no entenderéis" ( Is 7,9).

 

Crisóstomo, in Joanem hom 58

Queriendo el Señor que se fijaran más los judíos, les explica lo que más arriba les había dicho: "Y Jesús les dijo otra vez: En verdad, en verdad os digo que yo soy la puerta de las ovejas".

 

San Agustín, in Joanem tract 45

He aquí que abre lo que estaba cerrado. El es la puerta; entremos, pues, y nos alegraremos de haber entrado.

"Todos cuantos vinieron, ladrones son y salteadores".

 

Crisóstomo, ut supra

No dijo esto de los Profetas, como pretenden los herejes, sino de los sediciosos. Por lo cual añade, alabando a las ovejas: "Pero no los oyeron las ovejas". En ningún lugar se observa que haya hecho elogios de aquellos que no obedecieron a los Profetas; antes, por el contrario, los vitupera severamente.

 

San Agustín, ut supra

Entiéndase en este sentido: Todos los que vinieron sin mí; porque no vinieron sin El los Profetas, porque vinieron con El los que vinieron con la palabra de Dios, y los que vinieron con El fueron veraces, porque El es la palabra y la verdad. El que había de venir enviaba sus heraldos, poseyendo los corazones de aquellos que enviaba. El que existe siempre, tomó carne en el tiempo. ¿Qué quiere decir siempre ? "En el principio era el Verbo" ( Jn 1,1). Los justos precedieron su venida en carne; creyeron que había de venir del mismo modo que nosotros creemos que vino. Los tiempos son diversos, no la fe; la misma fe une a los unos y a los otros, a aquellos que creyeron que vendría, y a los que creen que vino. Luego todos los que vinieron sin El fueron ladrones y salteadores; esto es, vinieron para robar y para matar. "Pero no los oyeron las ovejas", esto es, aquellos de quienes se ha dicho ( 2Tim 2,19): "El Señor conoce los que son de El". Las ovejas no oyeron a aquellos en quienes no estaba la voz de Cristo; a los que andan errando, a los mentirosos, a los seductores de infelices.

Por qué se llama a sí mismo puerta, lo manifiesta cuando añade: "Yo soy la puerta; quien por mi entrare será salvo".

 

Alcuino

Como si dijera: Las ovejas no les oyen; pero me oyen a mí, porque yo soy la puerta, y todo hombre verdadero, no hipócrita, que entrare por mí y perseverare, será salvo.

 

Teófilacto

El Señor conduce a las ovejas a los pastos por la puerta; por eso dice: "Y entrará, y saldrá, y hallará pastos". ¿Cuáles son estos pastos, sino el placer y el descanso futuro en que el Señor nos introduce?

 

San Agustín, ut supra

Pero ¿qué quiere decir "Entrará y saldrá"? Entrar en la Iglesia por la puerta misma es muy bueno; pero salir de la Iglesia, no lo es. Podemos, pues, decir que nosotros entramos cuando pensamos interiormente alguna cosa, y que salimos cuando hacemos alguna acción exterior, según aquello del Profeta ( Sal 103,23): "Saldrá el hombre a su obra"

 

Teófilacto

O bien la palabra entrar se aplica a aquel que se ocupa del hombre interior, y la palabra salir a aquel que mortifica en Cristo al hombre exterior, esto es, a sus miembros, que están sobre la tierra ( Col 3), porque éste es el que encontrará pastos en la vida futura.

 

Crisóstomo, ut supra

O bien estas palabras deben entenderse de los Apóstoles, que entraron y salieron con intrepidez, como señores de todo el mundo, y nadie pudo arrojarlos, y tuvieron alimentos.

 

San Agustín, ut supra

Pero más me complace el consejo que en cierta manera nos da cuando dice después: "El ladrón no viene sino para hurtar".

 

Alcuino

Como si dijera: Con razón las ovejas no oyen la voz del ladrón, porque el ladrón no viene sino para hurtar, apropiándose a sí lo que es de otro; no instruyendo a sus secuaces en los preceptos de Cristo, sino persuadiéndoles a que vivan siguiendo el ejemplo de ellos. Por eso añade el Evangelista: "Y para matar" (separando de la fe con doctrina engañosa), "y para destruir" (en la eterna condenación). Esos son, pues, los que hurtan y matan. "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en más abundancia".

 

San Agustín, ut supra

Me parece que debe entenderse: para que tengan vida, los que entran, esto es, que reciban la vida de la fe que obra por la caridad ( Gál 5); fe que abre la puerta del redil en que está la vida, porque el justo vive de la fe ( Rom 1,17). "Y para que la tengan en más abundancia" los que salen, esto es, cuando mueren los verdaderos fieles y tienen una vida más abundante, en donde después no vuelven a morir. Aunque en esta vida no falten pastos, encontrarán pastos donde puedan saciarse, como los que encontró aquel a quien se dijo ( Lc 23,43): "Hoy estarás conmigo en el paraíso".

 

San Gregorio, Super Ezech. hom 13

Entrará, pues, en la fe y saldrá a la visión de la naturaleza misma, y encontrará pastos en la eterna hartura.

 

Crisóstomo, ut supra

Cuando dice "El ladrón no viene sino para hurtar, y para matar, y para destruir", se refiere a los sediciosos, y esto se cumple a la letra en todos aquellos hombres muertos y perdidos que les seguían, privándolos de este modo de la vida eterna. "Yo he venido por la salvación de todos, para que tengan vida y para que la tengan en más abundancia en el reino de los cielos"; y ésta es la tercera diferencia por la que se distingue de los falsos profetas.

 

Teófilacto

En sentido místico, el ladrón es el diablo que con la tentación viene para robar por medio de malos pensamientos, mata por el consentimiento y destruye por las obras.

 

Notas

1.    Entre los falsos mesías, a que hace referencia Gamaliel en su discurso de Hech 5,36-37, están, Judas el Galileo, hijo de Ezquías, quien se sublevó hacia el 6 a.C.; y un tal Teudas, sobre cuya identidad hay cierta incertidumbre.

 

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