sábado, 24 de mayo de 2014

Domingo VI de pascua (ciclo a) Catena Aurea

Juan 14, 15-21
"Si me amáis, guardad mis mandamientos; y yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador para que more siempre con vosotros: el Espíritu de la Verdad, a quien no puede recibir el mundo, porque ni lo ve ni lo conoce; mas vosotros lo conoceréis, porque morará con vosotros y estará en vosotros".
"No os dejaré huérfanos: vendré a vosotros. Todavía un poquito, y el mundo ya no me ve. Mas vosotros me veis, porque yo vivo y vosotros viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. Quien tiene mis mandamientos y los guarda, aquél es el que me ama. Y el que me ama será amado de mi Padre y yo le amaré, y me le manifestaré a mí mismo".

Crisóstomo In Ioannem hom., 74.
Habiendo dicho el Señor: "Todo lo que pidiereis esto haré" ( Jn 14,13), para que no creyesen que bastaría sencillamente hacer una petición cualquiera, añade: "Si me amáis, guardad mis mandamientos". Como diciendo: Entonces haré lo que pedís. O bien porque ellos naturalmente se turbasen al oírle decir que iba a su Padre, dijo: "No es amarme el que os turbéis, sino el que hagáis mis mandamientos". Y esto es en verdad el amor: obedecer y creer al que se ama. Pero como era natural que ellos lo buscasen en su presencia corpórea, y deseasen ardientemente el consuelo que antes tuvieron, les dice: "Y yo rogaré al Padre y os dará otro consolador".

San Agustín In Ioannem tract., 74.
En tales palabras manifiesta que El era también el Consolador. La palabraParacletus 1 significa abogado, y así se dijo de Cristo: "Tenemos un abogado en Jesucristo para con el Padre" ( 1Jn 2,1).

Alcuino.
O bien, Paráclito quiere decir Consolador, porque efectivamente tenían ellos a la sazón en El un consolador que solía elevarlos y fortalecerlos con la dulzura de sus milagros y con su predicación.

Dídimo De Spiritu Santo.
Llamó al Espíritu Santo otro Consolador, no por la diversidad de esencia sino de operación, porque el Salvador desempeñaba el oficio de mediador y de enviado, para que a modo de Pontífice rogase por nosotros pecadores, y la denominación de Paráclito respecto del Espíritu Santo ya tiene otro sentido, y es el de consolador de los tristes. Mas no se vaya a deducir de esta diversidad de operaciones que la esencia del Hijo es distinta de la del Espíritu Santo, siendo así que en otro lugar el Espíritu Paráclito desempeña el papel de enviado delante del Padre. Así se lee: "El mismo Espíritu pide por nosotros" ( Rom 8,26). Y en cambio, el Salvador consuela los corazones de aquellos que necesitan de consolación, como se lee: "Y consoló a los humildes del pueblo" ( 1Mac 14,14).


Crisóstomo ut supra.
Dijo "Rogaré al Padre", para hacerles más dignas de fe las palabras que les dirigía. Porque si hubiese dicho: "Yo enviaré", no lo hubiesen creído simplemente.

San Agustín Contra Arianos cap. 19.
Mas para demostrar que sus acciones y las del Padre eran inseparables, dijo en otra parte: "Cuando hubiere marchado, lo enviaré a vosotros" ( Jn 16,7).

Crisóstomo.
¿Y en qué sería mayor que los apóstoles, si sólo rogase al Padre que les concediese el Espíritu? Muchas veces hicieron los apóstoles lo mismo aun sin preceder oración.

Alcuino.
Dice "Rogaré a mi Padre", como inferior que soy en cuanto a la humanidad, pero a quien soy igual y consustancial respecto de la divinidad.

Crisóstomo ut supra.
También dice: "Para que permanezca entre vosotros eternamente", porque ni aun después de la muerte se separa. Aquí insinúa implícitamente que el Espíritu Santo no morirá como El, ni tampoco se separará. Y a fin de evitar que creyeran, escuchando lo del Paráclito, en otra encarnación, y que lo habían de ver con los ojos, dice: "El Espíritu de verdad, que el mundo no puede recibir porque no lo ve, ni lo conoce".

San Agustín ut supra.
Este es en la Trinidad el Espíritu Santo, a quien la Iglesia proclama coeterno y consustancial con el Padre y con el Hijo.

Crisóstomo In Ioannem hom., 74.
Llámalo Espíritu de verdad, porque explica las figuras del Antiguo Testamento. Por mundo se significa a los malos, y por visión un conocimiento evidente, dado que la vista es el más claro de los sentidos.

Beda.
Obsérvese además que cuando llama al Espíritu Santo Espíritu de verdad, manifiesta que el Espíritu Santo es su propio Espíritu. Después, cuando promete que el Padre lo mandará, que es también el Espíritu del Padre. Por esta razón el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo.

San Gregorio Moralium 5, 20
Todo aquello que el Espíritu Santo llenare con su presencia, se eleva al deseo de las cosas invisibles. Y como los corazones mundanos no desean sino las visibles, no lo recibe este mundo, que no sabe levantarse hasta el amor de lo invisible. Las almas mundanas tanto menos espacio dejan para recibir al Espíritu cuanto más se dilatan por sus deseos hacia las cosas exteriores.

San Agustín In Ioannem tract., 74.
Dice que el mundo no puede recibir al Espíritu Santo, de la misma manera que si dijéramos: La injusticia no puede ser justa. El mundo (esto es, sus amadores) no puede recibirlo, porque no lo ve. Porque el amor humano no tiene ojos invisibles, y éstos son los únicos que pueden ver lo invisible, como es el Espíritu Santo. Prosigue: "Mas vosotros le conoceréis, porque permanecerá con vosotros". Y para evitar que sospechasen que permanecería a la manera de un huésped que está visiblemente entre los hombres, dice: "Estará en vosotros".

Crisóstomo ut supra.
Es decir: "No permanecerá entre vosotros como yo, sino que habitará en vuestras almas".

San Agustín ut supra.
Primeramente es existir en algún sitio, y luego permanecer. Pero el Señor expuso lo que había dicho: "Junto a vosotros", cuando añadío: "en vosotros", pues si no está en vosotros, su ciencia no puede existir en vosotros. Así pues es vista por vosotros en vosotros y en vuestra conciencia. 

San Gregorio Moralium 4, 41
Mas si el Espíritu Santo ha de permanecer también en los discípulos, ¿cómo podrá ya ser un signo especial su permanencia en el mediador? Se lee en el Evangelio: "Sobre el que vieres al Espíritu descender y permanecer, éste es el que bautiza" ( Jn 1,33). Para comprender esta dificultad hay que distinguir los dones del Espíritu. El Espíritu Santo mora siempre en todos los escogidos con aquellos dones sin los cuales no podrían venir a la vida. Pero en aquellos dones que no son necesarios para nuestra propia vida, sino para salvar la de los demás, no mora siempre. A veces no se da a conocer por la exterioridad de los milagros, para que de este modo se posean sus virtudes más humildemente, pero Cristo lo tuvo siempre y en todas ocasiones presente.

Crisóstomo ut supra
Con esta sola frase destruyó de un solo golpe muchas herejías. Porque al decir otro ( Jn 14,16), demostró la diferencia de persona entre El y el Espíritu Santo; y al decir Paráclito, que le era conocida su esencia.

San Agustín Contra Arianos cap.19
El Apóstol llama a Dios consolador (oficio que reserva al Espíritu Santo como tercera persona de la Trinidad). Dice el Apóstol: "Dios, que consuela a los humildes, nos consoló" ( 2Cor 7,16). Luego, el Espíritu Santo que consuela a los humildes es Dios. Y si quieren entender esto del Apóstol refiriéndose al Padre o al Hijo, cesen de separar al Espíritu Santo del Padre y del Hijo, como si fuese exclusivo de El consolar a los humildes.

San Agustín In Ioannem tract., 74.
Y si el amor de Dios se extendió en nuestros corazones por el Espíritu Santo (Rom 5,5), que se nos dio, ¿cómo podremos amar y guardar los mandamientos de Cristo y hacernos dignos de recibirlo? ¿Es que acaso hay en nosotros un amor precedente con el cual amamos a Cristo, y por su amor y la guarda de sus mandamientos nos hacemos acreedores a recibir el Espíritu Santo, y después se llenan nuestros corazones del amor del Padre? Reprobable es esta creencia, porque el que cree que ama al Hijo sin amar al Padre, ciertamente no ama al Hijo, sino que ama una ficción de su imaginación. Sólo nos queda una explicación, y es que el que ama tiene ya al Espíritu Santo, y teniéndolo merece tenerlo más, y teniéndole más merece amar más. Así, pues, los discípulos ya tenían el Espíritu que el Señor les prometía, pero se les había de dar de una manera más excelsa. Lo tenían en estado latente, y debían recibirlo con toda solemnidad. Por cuya razón se promete con fundamento no sólo al que no lo tiene sino también al que lo tiene: al que no lo tiene para que lo tenga, y al que lo tiene para que lo posea más.

Crisóstomo ut supra.
El Espíritu Santo debía descender sobre sus discípulos de un modo más especial, cuando ya los había purificado de sus faltas, cuando el pecado había sido destruido, y cuando aquellos iban a ser expuestos a los peligros y sufrimientos. No inmediatamente después de la resurrección, a fin de que lo recibiesen con mayor suma de gracias, a causa del mayor deseo.

San Agustín In Ioannem tract., 75.
Para que no creyese alguno que el Señor daría el Espíritu Santo de tal manera que El se separase de ellos para siempre, dijo en seguida: "No os dejaré huérfanos". La palabra griega huérfano 2 equivale a la latina pupilo. Y aunque el Hijo de Dios nos adoptó a nosotros como a hijos de su Padre, sin embargo, en esto manifiesta El mismo un amor paternal hacia nosotros.

Crisóstomo In Ioannem hom., 74.
Ya desde el principio les había dicho: "Vendréis donde yo voy". Pero como era mucho el intervalo de tiempo, les prometió el Espíritu, e ignorando ellos en qué consistía el Espíritu, les prometió lo que más deseaban, que era su presencia propia, diciendo: "Vendré a vosotros". Pero insinuando al mismo tiempo ocultamente (y con objeto de que no creyesen que había de venir en la forma corporal que a la sazón tenía) el modo de su venida, diciendo: "Todavía un poco, y el mundo ya no me ve", es decir: Vendré a vosotros, mas no como antes viviendo diariamente entre vosotros. Y para que no le objeten: ¿Cómo es que dijiste a los judíos "dentro de poco no me veréis"?, contesta de antemano diciendo: "Vendré a vosotros solos".

San Agustín In Ioannem tract., 75.
Entonces lo veía el mundo con los ojos carnales, revelándose claramente en la humanidad, mas no veía al Verbo que se ocultaba tras el velo de la carne. Pero como después de la resurrección no quería demostrar a quienes no eran sus discípulos, esta misma carne que a los suyos no sólo permitió ver, sino también tocar, dijo: "Todavía un poco, y el mundo no me verá, mas vosotros me veréis". Pero como en el día del juicio lo verá también el mundo, con cuyo nombre significó a los extraños al reino de su Padre, parece preferible entender aquí aquel tiempo, o sea, cuando en el día del juicio se apartará de la vista de los condenados, para que lo vean solamente los que lo aman. Y dijo "un poco", porque lo que a los hombres parece de larga duración es de duración brevísima para Dios.
"Porque yo vivo y vosotros vivís".

Teofilacto.
Como diciendo: Aunque muera, resucito sin embargo. "Vosotros también viviréis", esto es, cuando me hubiereis visto os alegraréis, y con mi aparición resucitaréis como si hubieseis estado muertos.

Crisóstomo ut supra.
Me parece que no alude a la vida presente sino a la futura, como si dijese: La muerte de cruz no me separará para siempre de vosotros, sino que me ocultará a vosotros un breve momento.

San Agustín ut supra.
¿Por qué al decir que El vive habla de presente, y cuando dice que ellos vivirán, de futuro, sino porque la vida del cuerpo resucitado, que había de preceder en El, seguiría también en ellos? Y como su resurrección había de ser muy en breve, pone el verbo en presente, para significar la premura. Y en cambio, como la de ellos se dilataría hasta el fin del mundo, no dice vivís, sino viviréis. Porque El vive, viviremos nosotros. Por el hombre la muerte y por el hombre la resurrección de los muertos ( 1Cor 15,21). De aquí que sigue: "En aquel día (en que vosotros viviréis) conoceréis (no como ahora por la fe sino por la contemplación) que yo estoy en el Padre y vosotros en mí, y yo en vosotros". Porque en tanto que vivamos aquella vida que destruye la muerte, llegará a su perfección lo que entonces empezó por El, esto es, que El esté en nosotros y nosotros en El.

Crisóstomo ut supra.
O bien: Conoceréis, desde el mismo día en que yo resucite. Porque cuando vieron que había resucitado y que habitaba con ellos, adquirieron una fe certísima, porque la virtud del Espíritu Santo les enseñaba todas las cosas. Dijo: "Yo estoy en mi Padre", como signo de humildad. Y al decir: "Y vosotros en mí, y yo en vosotros", alude a la humanidad y al auxilio divino. La Escritura suele usar muchas palabras en sentido distinto cuando las refiere a Dios y cuando las refiere a los hombres.

San Hilario De Trin. lib. 8.
También El está en el Padre por la divinidad, nosotros en El por su nacimiento corpóreo, y de nuevo El en nosotros por el misterio del sacramento. Porque El atestiguó ( Jn 6,56): "Quien come mi cuerpo y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en El". 

Alcuino.
Por el amor y observancia de sus mandamientos se llevará a cabo lo que se empezó por El, a saber: que El esté en nosotros y nosotros en El. Y para que se comprenda que esta felicidad es asequible a todos y no sólo a los apóstoles, añade: "El que tiene mis mandamientos y los guarda", etc.

San Agustín ut supra.
Quien los tiene presentes en la memoria y los guarda en la vida; quien los tiene en sus palabras, y los practica en sus obras; quien los tiene en sus oídos, y los practica haciendo; quien los tiene obrando y perseverando, "Ese es el que me ama". El amor debe demostrarse con obras, para que su nombre no sea infructuoso.

Teofilacto.
Como diciendo: Vosotros creéis que es signo de amor el contristaros por mi muerte, y yo sólo reputo como signo el observar mis mandatos. Qué ventajas reporta el que ama, lo manifiesta diciendo: "Porque el que me ame a mí, será amado por el Padre, y yo lo amaré".

San Agustín ut supra.
Pero ¿qué es eso de le amaré? ¿Es que al presente no ama? Se explica esta dificultad por lo siguiente: "Y me manifestaré a El", esto es, hasta tal punto lo amaré, que me manifestaré a él, y obtendremos como premio de nuestra fe la visión. Entonces nos amaba hasta concedernos la fe; después hasta darnos la visión. Ahora amamos creyendo lo que veremos, mas entonces amaremos viendo lo que hemos creído.

San Agustín Ad Paulinam de videndo Deo cap. 1.
Prometió que sería visto por sus amadores, como Dios con el Padre, y no a la manera que era visto en la tierra, en cuerpo, y hasta por los malos.

Teofilacto.
O porque después de la resurrección aparecería a ellos en forma corporal que dejase ver mejor la divinidad, y les predice esto para que después no crean que es un simple espíritu o fantasma. Y entonces, viéndolo, no desconfíen, sino que recuerden que se aparece a ellos porque han guardado sus mandamientos. De esta manera quedarían obligados a guardarlos siempre, para que siempre se aparezca a ellos.

Notas:
1.-  En griego, paraklhto , el que ayuda consolando, exhortando, mediando. También significa abogado, particularmente el que aboga ante Dios.
2.-  En griego, orfano , huérfano. Se refiere tanto a los que han dejado de tener padres por muerte como por abandono.



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